no de los rasgos más notorios que experimentamos en el momento presente es el de emplear abusivamente expresiones que han ido perdiendo su troquelado, de tal manera que el trascurrir del tiempo las ha convertido en irreconocibles. Puede ser el caso de un concepto de amplia onda expansiva y, al mismo tiempo, tan difuso como el de . ¿En qué consiste la comunicación política? Una de las formas más socorridas para explicar su naturaleza es recurrir a la metáfora del teatro, como hacen Luis Arroyo en su libro (2012) y Enrique Gil Calvo en su obra (2018). Ambos modelos, que han merecido numerosas citas en la literatura especializada, incorporan en nuestra imaginación los elementos que componen el arte de Melpómene y Talía, musas de la tragedia y la comedia: el escenario, el público, los actores, la función, los autores del libreto y el repertorio de obras en programa. Tomando como referencia esos elementos, imaginaremos ahora, bajo esa imagen, el conjunto de actividades políticas. Su escenario típico en un primer momento estaba constituido por el Parlamento en la democracia representativa, en la Antigüedad clásica. Y en la actualidad, los (prensa, radio y televisión) y los (Twitter, Facebook). No obstante, tan importante como el escenario visible es su tramoya oculta: el entre bastidores tras las bambalinas, allí donde se cocinan a puerta cerrada, y entre unos pocos sujetos, los grandes acuerdos negociados bajo cuerda de la política en penumbra. Puede valer como muestra de ello las negociaciones que asumen los jefes de gabinete de los candidatos políticos, con intención de fijar los temas, tiempos, modos, etc. a tratar en los debates electorales, que se retransmitirán con posterioridad a través de todo tipo de soportes audiovisuales.
Estereotipos en torno a la comunicación política
Aug 01, 2023
6 minutos
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