EN LA PUNTA MÁS AUSTRAL de Sudamérica, en una región conocida como Tierra del Fuego, la cordillera de los Andes y prístinos lagos azules crean uno de los destinos más codiciados por los turistas de aventura. A su vez, la humilde cuenca anegada en las faldas de estas majestuosas montañas está atrayendo la atención como centro neurálgico ambiental.
Las turberas de Tierra del Fuego, pacíficas, vacías y silenciosas, están repletas de actividad: proveen de un hábitat a la vida silvestre y son inmensas reservas de agua, así como vastos depósitos de carbono.
Estas turberas, al igual que las que se encuentran en la naturaleza remota de las zonas de montaña de Sudamérica,combatir el cambio climático, o acelerarlo si se les altera. A diferencia de todos los demás ecosistemas combinados, las turberas representan los mayores almacenes de carbono del planeta. Pese a que solo ocupan 3% de la superficie terrestre, acumulan más de 30% del carbono global, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Se estima que, anualmente, 5% de las emisiones globales provienen de turberas desecadas.