Ya son múltiples las investigaciones que van llegando a las mismas conclusiones: “Las personas más felices tienen más conductas que aportan al cuidado del medio ambiente” y “estar en la naturaleza y realizar acciones para cuidarla, aumenta el bienestar y la felicidad de las personas”, es decir… es un círculo virtuoso.
Sabemos ya que los sonidos de las aves y del mar son los que más calman almos cuidar el lugar en el que vivimos es una necesidad urgente. Pero no basta con saberlo… Muchas veces desconocemos las formas de aportar en este sentido.