La historia de la conspiración Iron Mountain habría comenzado en los primeros días de agosto de 1963, cuando quince personas recibieron una misteriosa llamada telefónica. Una voz, que en ningún momento termina por identificarse y que sorprendió a cada uno de sus interlocutores revelándoles detalles de su vida privada que casi nadie conocía, les comunicó que habían sido seleccionados para formar parte de un comité “de la más alta importancia”. El objetivo de esta comisión, bautizado como Grupo de Estudio Especial, sería el de determinar los problemas a los que podía enfrentarse Estados Unidos si el mundo se mantuviera en una condición de “paz permanente” y, en este caso, elaborar el consiguiente programa de contingencia. ¿Era posible facilitar una transición geopolítica que condujera a un estado de paz duradera? ¿Hasta qué punto podía ser perjudicial para la economía de Estados Unidos la ausencia de conflictos bélicos en el mundo?
Un sábado del mes de agosto, el comité se reunía secretamente en un búnker antinuclear excavado en los subterráneos de la ciudad de Hudson, en el estado de Nueva York, y que es conocido como Iron Mountain (Montaña de Hierro). Desde 1963 hasta 1966, y en sesiones que podían prolongarse hasta dos días, el Grupo de Estudio Especial se reuniría al menos, una vez al mes, para analizar la compleja situación geopolítica del mundo y elaborar el consiguiente informe que, al parecer, habría servido para asesorar al gobierno