Una tarde soleada de un viernes, los pasajeros Gaby y Alejandro entraron a la terminal VIP del Aeropuerto Internacional de San Fernando. Despues de colocar su equipaje, la pareja se sento a jugar unos minutos con sus dos perros. No habia filas ni multitudes de pasajeros y un solo escaner de seguridad no invasivo.
Gaby y Alejandro se encuentran entre un número creciente de viajeros habituales que abordan aviones privados para volar por trabajo o por ocio. Ellos, puntualmente, estaban tomando el vuelo de la empresa Patagonia Chopper que admite mascotas (perros de tamaño medio).
La rápida expansión de