ALGO COMPLETAMENTE FUERA DE LO COMÚN es como se podría describir a muchos coches eléctricos. Naves espaciales, comparados con los vehículos clásicos con motores de combustión interna que conocemos y nos resultan tan familiares. Tienen un aspecto muy diferente y son complicados de conducir. O, al menos, requieren un mayor nivel de familiarización.
No es el caso del Opel Astra eléctrico, que nace con los pies en la tierra, Nueva movilidad sin campanas ni adornos, pero bien hecho.