EN CLAVE DE SOL

omienzos de la segunda década de los 2000. Tumblr y Coachella son los máximos exponentes estéticos. Selena Gómez y Kendall y Kylie Jenner iban juntas al festival, ha llovido muchísimo, y Vanessa Hudgens era la reina del evento musical de moda cada año, inundando las páginas de del brazo de Austin Butler. Ay, ¡cómo era ese mundo en el que el actor aún no se. Nuestras de confianza llevaban sombreros a cualquier hora del día, los flecos poblaban burros y burros de ropa en tiendas y los estampados étnicos, que ahora podríamos ver bajo el prisma de la apropiación cultural, se habían convertido en imprescindibles en los armarios junto a las sandalias planas romanas cuyos cierres subían hasta la rodilla. Y ahora, casi una década más tarde, lo sentimos por esta aclaración, el estilo bohemio vuelve a pisar con fuerza. La influencia de la estética de los sesenta y setenta, que hemos visto este año en alfombras rojas como la de los SAG Awards, forman junto al el tándem perfecto para triunfar durante los meses más cálidos, buscando una liberación estilística, como supusieron a tantos niveles estas décadas, que vaya en consonancia a lo que provoca en nosotras el disfrute de más horas de sol y la ensoñación de un verano que se ha acabado convirtiendo en nuestro mito del pasado rosa anual. La promesa de que lo que está al final del camino compensa y es mejor que nuestro día a día, que tan cuesta arriba se hace a veces. Todo eso y mucho más se esconde en telas vaporosas y entre flecos infinitos que bailan a su propio ritmo con cada paso, dejando entrever lo que está por llegar.