En la tauromaquia me atrapó la fe del converso. No pisé Las Ventas hasta mis 26, a ver una corrida me refiero, a conciertos mucho antes, muy a pesar de haber correteado sus calles, de haber ido al colegio bien cerca y de haber espiado a Joaquín Vidal escribir en la garita del Garaje Roma.
No me di cuenta tampoco de cómo aquella primera corrida iniciática de Miuras habría de cambiar mi vida. Hoy siento que aquellas tardes eternas, cuando el tiempo transcurría lento, con mi abuela Encarna viendo corridas frente a la televisión dejaron poso en mí. No olvidaré nunca tampoco la primera vez que vi una televisión a color en la planta de electrodomésticos de El Corte Inglés de Goya con una corrida en pantalla. ¡Cómo brillaba aquel traje de luces!
El periódico de toros y toreros , editado por la Peña Antoñete a la que pertenezco, ha publicado en su número 18 un Manifiesto en portada con 10 puntos en defensa de la tauromaquia. Basado en su argumentario, me sumo a continuación cony con las que no pretendo nada más que contagiar mi compromiso con la fiesta al hilo del pensamiento de Joaquín Sabina (74 años): “lo bueno de los antitaurinos es que tienen razón”.