Corría el año 1984 cuando el científico estadounidense Edward O. Wilson acuñaba un nuevo concepto en materia de sociobiología: “biofilia”. Definida como “la necesidad humana de afiliarse a otras formas de vida”, la hipótesis de Wilson planteó que las personas tienden intrínsecamente a buscar conexiones con la naturaleza, ya que poseen una afinidad innata con los seres vivos de todo tipo.
Bellísimo, ¿no? Pues para el artista Jordan Castillo (28), incluso algo tan puro como el amor por la vida esconde luces y sombras dentro de sí.
El imaginario de Castillo nace de él tan clara como inconscientemente. Originario de la localidad de Salamanca, en Coquimbo, desarrolló desde pequeño una profunda relación con la naturaleza; profunda, sí, mas no ciega. “Se le conoce como ‘el pueblo de los brujos’”, dice sobre el lugar donde se