es el pasatiempo –más mental que sistemático– del . Se suceden los debates uno a uno sin respuesta, esa bella indiferencia hacia el entorno que caracteriza al elemento ajeno con historias y conceptos que se intuyen en el caos. En el año 2007 fui por las calles de Shanghái, en las playas de Cerdeña, en la costa de Campania, daba vueltas al asunto de lo artístico y lo gastro. Ese año se lanzaba el primer iPhone, dimitía Tony Blair, Sarkozy alcanzaba el Elíseo y en Estados Unidos presentaban una serie con expectativas reducidas: . Ese mismo año fallecían Boris Yeltsin, Rostropovich, Pavarotti y Fernando Fernán Gómez, pero yo le daba vueltas al asunto, y es que en el verano de ese año, la duodécima edición de la feria de arte Documenta de Kassel incluía en su programa, como parte expositora, a Ferran Adrià. El Bulli se convertía en el Pabellón G y una mesa albergaba a diario a visitantes y participantes del evento que viajaban desde Kassel hasta Rosas. Los artistas –y también los galeristas– se oponían en su mayoría a lo que ellos consideraban una de la organización, mientras que los profesionales de los fogones se congratulaban por haber alcanzado el ansiado calificativo: arte.
ARTE, GASTRONOMÍA Y UNA CALA EN COSTA BRAVA
Apr 10, 2023
7 minutos
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