ada célula de nuestro cuerpo contiene entre 25 000 y 35 000 genes, que llevan en su seno mucha información de diversa índole. Observándolos, podemos aprender muchas cosas. «Todo depende de lo que mires. Puedes ver la predisposición a ciertas enfermedades, o la base genética de rasgos fenotípicos como la estatura o el color de los ojos o el cabello… Y también podrás ver que compartes una ancestralidad y unas variantes genéticas comunes con otras personas en tu cercanía geográfica», explica Carles Lalueza-Fox, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador del Instituto de Biología Evolutiva. Este experto en paleogenética, que en 2014 dirigió la primera secuenciación del genoma de un cazador-recolector europeo a partir del ADN obtenido de un esqueleto de 8000 años de antigüedad, ha indagado en este rastro genético pasado y presente, en búsqueda de patrones que expliquen la desigualdad a lo largo de la historia de nuestra especie. «Digamos que lo que hacemos es interrogar al registro arqueológico y paleontológico», resume este investigador. Las respuestas arrojan datos a menudo desconcertantes: por ejemplo, nosotros mismos, quienes hoy estamos vivos, somos los descendientes de aquellos que en el pasado se beneficiaron de esa misma desigualdad. Los privilegiados pudieron tener más hijos —a menudo con muchas mujeres— y estos, una vez que la riqueza se convirtió en un bien heredable, tenían más probabilidades de sobrevivir. Por tanto,
DESIGUALDAD ESCRITA EN NUESTROS GENES
Mar 22, 2023
8 minutos
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