NOS dice que su pareja acaba de hacerle la cura y que su hijo, Tomasito, que en unos días va a cumplir un año, quería ponerle la gasa… Se emociona, pero rápido pasa el nudo en la garganta. Marisa Jara (43) saca fuerzas de flaqueza y se sincera con SEMANA tras ser operada de urgencia de un tumor maligno. Es la consecuencia de un cáncer que ya superó en 2018 (entonces en el estómago) y que ahora se le había reproducido en el útero. Le han extirpado el ovario derecho, pero ella no se queja y nos recibe justo antes de recibir el alta hospitalaria. Por suerte, sigue aquí… y está viva.
Apenas ha tenido tiempo de digerir lo que ha sucedido. Un viernes le hicieron una prueba tras sentir unos intensos dolores en el abdomen. El lunes la avisaron de que debía ser intervenida de inmediato y el martes ingresó en el hospital para someterse a la enésima operación de su vida. Vaya susto… “Sí, tremendo. Me encuentro mucho mejor dentro de lo que cabe, aunque todavía convaleciente. Contenta, porque como me dijo el cirujano: mira,