En plena tormenta de incertidumbre en los mercados financieros, causada por la quiebra de los bancos estadunidenses Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank, la economía mexicana que crece lentamente no es inmune a la desaceleración que campea sobre Estados Unidos.
Aunque no por la vía bancaria, la posibilidad de que la economía nacional se estanque está latente pese al discurso optimista del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien el jueves 16 presumió en su habitual conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional: “Les puedo decir que ahora no es como en los tiempos del neoliberalismo, que, en efecto, le daba gripa a Estados Unidos y aquí nos daba pulmonía; ahora es al revés, allá pueden quebrar los bancos, como está sucediendo, y aquí no pasa nada, o pasan cosas buenas”.
El mandatario destacó los empleos creados, las utilidades de la banca comercial en México, el incremento de los salarios y la fortaleza del peso.
Ese mismo día en la inauguración de la 86 Convención Bancaria, celebrada en Mérida, Yucatán, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, de plano aseguró que en México “se respira una atmósfera distinta de la que hoy encontramos en otras latitudes”.