at Cleveland (Nueva York, 1950) se desliza hacia el set de fotos bailando al ritmo de esa canción de Miley Cyrus que todos los allí presentes nos estamos conteniendo por tararear. Lleva un conjunto de satén de lunares de Saint Laurent que le va como anillo al dedo al tema, y serpentea con los ojos cerrados moviendo su melena como un péndulo, como tantas veces lo hizo en el tan célebre como ella Studio 54. «La vida es como una bola de discoteca, brillante y plateada. En Studio 54 todos estábamos enamorados de todos, podíamos pasar la noche entera bailando, desprendiendo. Era el lugar donde nos reuníamos los que sabíamos apreciar la moda», recuerda. Escucharla es hipnótico. A cada prenda que se pone, tiene una anécdota que contar de su dilatada carrera. Cuenta, por ejemplo, que caminó en el primer desfile de John Galliano al enfundarse un vestido de Margiela!», apostilla. Anna la mira y sonríe, orgullosa de su incombustible madre. «Está encantada. Ella es así, siempre está haciendo reír a todo el mundo, es la alegría de la huerta allá donde va», comenta. El contraste es radical y el equilibrio, perfecto. Han encandilado a todo el equipo.
Romper barreras
Mar 17, 2023
5 minutos
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