MUY INTERESANTE HISTORIA | TRAICIONES Y TRAIDORES QUE CAMBIARON AL MUNDO
En el contexto de un conflicto bélico, donde la independencia de un país puede estar en peligro, el papel ignominioso de los traidores o el de los colaboracionistas con la potencia ocupante simboliza una pérdida de valores que puede afectar gravemente a la moral de resistencia contra el enemigo. Durante la Segunda Guerra Mundial encontramos numerosos ejemplos de personajes de esta naturaleza que todavía avergüenzan las conciencias nacionales de sus países de nacimiento.
Sir Oswald Mosley
A mediados de la década de los 20, sir Oswald Mosley era un joven y prometedor político militante en las filas del Partido Conservador británico. Hijo de un rico terrateniente de la campiña inglesa y veterano distinguido de la Gran Guerra, se sirvió de un discurso vehemente y populista para, en 1918, llegar al Parlamento inglés en unas elecciones que ganó con facilidad. Crítico con las medidas políticas que el Gobierno de su partido aplicó en Irlanda, que él consideraba demasiado benévolas, se distanció de sus filas para pasar a ser independiente.
Partidario del uso de la fuerza contra los nacionalistas irlandeses y desengañado con la actitud de los conservadores al respecto, inició un acercamiento hacia el Partido Laborista donde fue bien acogido sin importar demasiado que sus ideas radicales pudieran resultar en algún momento políticamente incorrectas. Su contundente oratoria y el ímpetu de su juventud hicieron que en algún momento se postulase como posible candidato laborista al puesto de primer ministro. Sin embargo, como era de esperar, las diferencias no tardaron en aparecer y el idilio entre el joven político y los laboristas acabó en ruptura.
Mosley quedó fascinado por la ideología y la estética fascista después de un viaje a la Italia de Mussolini. Inspirado por sus mensajes y decidido a encontrar su propio espacio político, en 1932 fundó el BUF (British Union of Fascists, “Unión Británica de Fascistas”), partido de claro corte totalitario muy apartado de las opciones políticas tradicionales que habían dominado la vida parlamentaria británica, El carisma del líder de la nueva formación atrajo a destacados personajes de la vida pública, como fue el caso el , que brindó a Mosley el apoyo de su imperio mediático.