EL POLESTAR 2 QUE TENGO EN MIS MANOS avanza sin hacer ruido. En todos los sentidos: aquí no vas a encontrar inventos aerodinámicos sin función real, sonidos de motor artificiales o un interior repleto de colorines y animaciones que parece patrocinado por Disney Pixar.
La silueta de este modelo recuerda vagamente a esa (cara) maravilla que fue el Polestar 1, aunque a este modelo sí está al alcance de un público mayor, pues su precio está en consonancia con rivales como el Ioniq 5 o el Volkswagen ID. 4.
En su espacioso habitáculo disfruto de un aire muy Ikea: líneas rectas, minimalista… Muchas veces se allá donde llega la vista. Aquí, por no haber no hay ni botón de arranque: pisa el freno y el coche cobra vida.