La fuerza aérea de Estados Unidos acaba de presentar su nuevo bombardero estratégico con capacidad furtiva, o stealth, como se llama en inglés. El B-21 Raider promete revolucionar la industria de la aviación militar, con tecnologías aún superiores a las del ya avanzado B-2 Spirit, en particular la capacidad furtiva. A diferencia de los modelos del pasado, como el F-117 Nighthawk, que hacía amplio uso de formas angulares y materiales avanzados, el B-21 sigue con forma de ala voladora, lo que ayuda a evitar la firma radar, además de contar con tecnologías electrónicas capaces de confundir o incluso anular la acción de radares enemigos.
EL MISTERIOSO F-117
Hasta mediados de la década de 1990, la tecnología de aviones invisibles era uno de los mayores secretos de Estados Unidos, que, aun disponiendo del F-117, con capacidad operativa inicial, a mediados de 1983, solo confirmó la existencia del avión hasta cinco años después. En la Guerra de Panamá, en 1989, una pareja de F-117 realizó dos ataques puntuales sin que hubiera, en la época, información pública sobre la misión o el avión. Solo en la Guerra del Golfo, dos años más tarde, es que la fuerza aérea y el Pentágono pasaron a divulgar las entonces increíbles capacidades furtivas del sombrío avión.
Con líneas angulares, una cola em V y pintado completamente de negro, el F-117 operaba solo a la noche, haciendo su detección aún más difícil por la defensa aérea enemiga. La firma radar frontal es de solo 0,025 metro cuadrado ante más de 100 metros cuadrados del B-52, lo que llevó al F-117 a ser conocido como avión invisible. Con firma térmica cercana a cero, en teoría, sería imposible de ser identificado por radares, lo que, combinado con su funcionamiento nocturno y una pintura especial (que casi no refleja la luz), hacía del modelo un avión detectable. Al menos era lo que los estrategas del Pentágono imaginaban