unque en este tema —como casi siempre— existe una prehistoria, los orígenes del cine sonoro cumplen un siglo. El protagonista principal fue el ingeniero eléctrico Lee De Forest, un hombre creativo e inventor prolífico que intentó trabajar con Tesla y con Marconi, que tenía muy mal olfato para los negocios, se especializó en lo que ahora llamamos electrónica y fue quien ideó en 1906 el tríodo, un tubo de vacío con tres componentes que amplificaba notablemente las señales y sería fundamental en el desarrollo de la radio y la electrónica hasta la invención del transistor. Pues bien, desde 1913 él se había interesado por la sonorización del cine, y en 1919 presentó la primera patente de película con sonido incorporado; lo llamó proceso . Este sistema,, implicaba la grabación óptica de sonido directamente sobre la película, materializado en una estrecha banda de líneas paralelas en tonos de gris de densidad variable que iban a un lado de los fotogramas. Unas células fotoeléctricas del proyector se encargaban de leer y traducir esas líneas a sonido. De Forest presentó ese invento en una rueda de prensa el 12 de marzo de 1923. Las proyecciones de aquel día mostraban números musicales protagonizados por diferentes artistas de la canción y la danza, pero con sonido grabado en el mismo soporte que la imagen.
