Hace poco más de un año, Roberta Metsola (Malta, 1979) se convertía en la tercera mujer en presidir el Parlamento Europeo y, en su discurso de investidura, comenzó poniendo en valor el trabajo de sus predecesores: «Sé que me apoyo sobre los hombros de gigantes, pero pondré todo de mi parte para mejorar la vida de los europeos», afirmaba entonces. Hoy, desde Bruselas, sigue manteniendo que «ser mujer en política no es fácil», pero si el trabajo de Nicole Fontaine o Simone Veil consiguió cambiar el mundo, ella mantiene el empeño de continuar su legado: «Seguiré luchando para romper todas las barreras posibles».
Lo que tal vez no imaginaba esta abogada especializada