TODO COMEN-ZÓ UN UNO DE DICIEMBRE DE 1955, CUANDO UNA COSTU-RERA AFRO-DESCENDIENTE DE 43 AÑOS, LLAMADA ROSA PARKS, QUE IBA SENTADA TRANQUILAMENTE EN UN AUTOBÚS DE LA COMPAÑÍA MONTGOMERY, SE NEGÓ A CEDER SU ASIENTO A UN SEÑOR BLANCO QUE ESTABA SIN SITIO. Por aquel entonces, los autobuses estaban señalizados con una línea: los blancos se sentaban delante y los negros, que eran el 75% de los usuarios, detrás, al fondo. No solamente eran humillados por tener que sentarse en sitios distintos, sino que para poder montarse en el bus tenían que pagar al conductor, bajarse y volver a entrar por la puerta trasera para dirigirse al lugar reservado para los negros.
Rosa se sentó en los asientos del medio, que podían ser usados por los negros si no había blancos que los "necesitasen". Cuando se llenó esa parte, el conductor, , le ordenó, junto a otros tres negros, que dejasen sus lugares a un blanco que acaba de subir, a pesar de que había aun sitios disponibles. “Este ni