EL TALENTO, el carácter imperturbable y el sentido de estado hicieron prevalecer a estas tres soberanas ante las duras críticas vertidas sobre ellas por el mero hecho de ser mujeres.
ESTE MES DE MAYO A lo largo de los siglos, el poder femenino estaba considerado como algo aberrante. Desde las primeras civilizaciones modeladas a partir de sistemas políticos monárquicos, las mujeres no tenían previsto un lugar en el trono. El líder debía ser un hombre, rey, faraón, soberano coronado que debía guiar a su pueblo. Pero ya en aquellos primeros momentos de la Historia de la Humanidad, las mujeres no se resignaron a ser sombras inertes detrás de los tronos deambulando por fríos e inhóspitos palacios. Algunas optaron por la influencia velada, otras aprovecharon la minoría de edad de sus hijos y unas pocas tomaron el cetro real para dirigir los designios de todo un reino.