o buscaba la fama, huía de ella: no se vendía, se escondía; no utilizaba a grandes modelos para mostrar sus diseños, sino a completos desconocidos; sus desfiles no eran llamativas escenografías, sino lugares de desecho, andenes de metro o estacionamientos en desuso. No creaba moda ni la seguía, fabricaba arte con ella. ¿Se podía ser elusivo y masivo al mismo tiempo? Con una estricta práctica de invisibilidad -nunca mostró su rostro, ni concedió entrevistas personales si no era a través de su colectivo Maison-, el diseñador belga Martin Margiela demostró durante más de 25 años que sí. Era el diseñador en el que se miraban los diseñadores. Como recalcó Marc Jacobs el otoño de 2008 en el periódico Women's Wear Daily: “Todo el mundo está influenciado por Commes des Garçons y Margiela. Cualquiera que se entere de algo de lo que sucede en el mundo contemporáneo sigue sus pasos”. Un hombre complejo e iconoclasta, que defendió una estética radicalmente conceptual. “En una industria que cambia cada seis meses, es necesario ser fiel a un espíritu libre para seguir presente. Es
JOHN GALLIANO
Dec 05, 2022
6 minutos
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