nos parroquianos brindan con cerveza en un bar de Nueva York en febrero de 1933. Nada del otro mundo hoy, pero extraordinario entonces: el Congreso estadounidense acaba de adoptar la ley” del cartel de esta instantánea), el adiós a trece años de prohibición de fabricación, venta, transporte y consumo de bebidas alcohólicas. En los años posteriores a la Gran Guerra, en un contexto de crisis social, la población blanca anglosajona identificó a los inmigrantes con la difusión de ideas radicales de izquierda y el abuso de la bebida. Con la ley seca, el presidente Warren G. Harding se propuso erradicar su consumo, visto como una amenaza para la moralidad pública.
