na poeta es, entre otras muchas cosas, una entomóloga. Olvido García Valdés habla de «esa polilla que delante de mí revolotea», Guadalupe Grande buscaba en sus versos una vida con «solidaridad de hormiga, precisión de abeja» ydel latíncomo si anduvieran condenadas a una constante fluctuación, a las marejadas y envites de los cazamariposas. En inglés son las moscas de la mantequilla porque se las consideraba ladronas de lácteos y, en euskera, la mariposa tampoco escapa al prejuicio maléfico. No es casualidad que este idioma tenga más de doscientos nombres para los lepidópteros, las lenguas minorizadas son las más cercanas a la condición de insecto, a lo acechado y en peligro. Algunas de estas voces equiparan las mariposas a brujas o moscas cobardes
