Roger Federer y Rafael Nadal, sentados con vestimenta deportiva y cogidos de la mano, las lágrimas les afloran al rostro en una mueca descompuesta. Acaba de anunciar el primero su definitiva retirada de la práctica profesional. ¿De dónde proviene el dolor que muestran ambos o el de la mujer frente a la residencia real británica? Es de suponer que la señora inglesa no era pariente de la difunta reina, ni que posiblemente la vio vino nunca a cambiarle una rueda pinchada o a pagarle esa factura de luz que ella no podía asumir. Del mismo modo, Federer le hizo a Nadal, y Nadal le hizo a Federer, lo peor que alguien podía ni siquiera imaginar hacerles: ganarles al tenis. Varias veces, además. Sin embargo, ahí están cogidos de la mano y gimoteando porque uno de ellos no podrá volver nunca a ganarle un partido al otro. ¿Por qué lloran, entonces?
UNA RAZÓN PARA UNAS LÁGRIMAS
Nov 22, 2022
3 minutos
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