EXQUISITEZ.
Al volante del Range, la sensación de dominio es absoluta. Los acabados y la presentación son espectaculares. La dirección en las cuatro ruedas permite que las traseras giren hasta siete grados, como puede verse en la foto de la izquierda, y reduce el diámetro de giro en más de un metro con respecto a su antecesor.
En 1988 me puse por primera vez al volante de un Range Rover y todavía recuerdo la sensación de que aquello era algo distinto a todo lo que había conducido. Ahora hay mucho