En una calurosa y veraniega tarde de domingo, Maria Grazia Chiuri trabaja arduamente en las oficinas centrales de Dior en París, supervisando los ajustes finales para su última colección, que será presentada al día siguiente. Sus ojos oscuros están enfocados y mientras inspecciona cada prenda, poniendo atención meticulosa en cómo se ve. “Che bella”, dice cuando está satisfecha, sonriendo y asintiendo, avisando que es momento de continuar a examinar el siguiente look en una serie de 68 atuendos hermosos: vestidos largos y vaporosos de chifón de seda y abrigos bordados. Se toma el tiempo de señalar los detalles que ella cree que apreciaré: textiles tejidos a mano y motivos florales. “Mira, esos son los tréboles de cuatro hojas del vestido ‘Miss Dior’”, me comenta con su típica calidez, sabiendo que me dará un gran placer incluirlos en estos afortunados talismanes entre los bordados de millefleurs (el sello de Christian Dior del vestido original ‘Miss Dior’ de 1949).
He visto a Maria Grazia comprometerse en un proceso minucioso hace tiempo: primero en Valentino, donde trabajó 17 años con su colaborador de ese entonces, Pierpaolo Piccioli, y después en Dior, luego de su nombramiento en el 2016 como la primera directora creativa para la marca. Comenzó su carrera en Fendi, en Roma, donde aprendió su arte en su famoso clan de cinco hermanas (y que fue clave para el exitoso lanzamiento del bolso Baguette). Desde entonces, ha perfeccionado su talento para diseñar prendas y accesorios que motivan a las mujeres