Aunque el gobierno de Joe Biden amenazó desde el pasado 20 de julio con hacer valer los reclamos de empresas estadunidenses que se consideran afectadas por las políticas nacionalistas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la llegada del invierno y la nueva matriz energética -a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania-, que ahora beneficia a las exportaciones de petrolíferos estadunidenses a la Unión Europea, cambiaron las reglas del juego para México.
Al menos en el corto plazo, las refinerías estadunidenses no buscarán recuperar las ventas de diésel a nuestro país, uno de los principales reclamos en el marco del T-MEC. Lo que le interesa ahora a Estados Unidos, en medio de la invasión a Ucrania y la escalada inflacionaria, es acelerar la construcción de las plantas para gas natural licuado, los ramales de gasoductos desde su territorio y acelerar las exportaciones de gas natural desde México, dijo Mario Campa, economista y maestro en políticas públicas por el ITAM y la Universidad de Columbia.
Luego de la renuncia de Tatiana Clouthier a la Secretaría de Economía y de la salida de todo