SHA KI RA power
«TODOS PASAMOS MOMENTOS DIFÍCILES, ESTO NO ES UN CAMINO DE ROSAS. MI MAYOR SUEÑO ES VER CRECER A MIS HIJOS Y ASEGURARME DE QUE ELLOS SE SIENTAN FELICES Y REALIZADOS»
arcelona, principios de septiembre. Son las nueve y media de la mañana cuando, puntual, Shakira (Barranquilla, Colombia, 1977) entra por la puerta. Llega oculta tras unas gafas de aviador –una coraza que no se quita hasta que no ha saludado a todo el mundo– y vestida con un pantalón de camuflaje, una camiseta y unas sandalias griegas, planas, de diosa... Como ella. Aunque vivir en el Olimpo y saber lo que es el éxito desde niña parece no haber cambiado a la artista de los 75,9 millones de seguidores en Instagram. Huye de la fama y la popularidad. Es muy natural, se ríe con facilidad y se mueve con esa inconfundible cadencia felina que combina con una dulce sonrisa. En el estudio le aguarda un equipo de más de 20 personas, entre agentes, operadores de vídeo, estilistas, maquilladores... y el fotógrafo, realizador y gran amigo –suyo y de ELLE–, Jaume de Laiguana. Hasta Tom Pecheux, el talentoso Global Beauty Director de YSL Beauty, ha preferido estar hoy por su separación y vive perseguida por los allá donde vaya. Esa a quien Rosalía manda mensajes durante sus conciertos en Colombia, tiene como fans a los duques de Cambridge y sale en los Simpsons. Una auténtica cuyo silencio ahora alberga tanto misterio como elegancia. Cada que canta y cada baile que interpreta se vuelve viral. Como únicamente le pasa a las estrellas más grandes del planeta. Shakira ha vendido más de 80 millones de discos en todo el mundo, ha sido galardonada con tres premios Grammy y 12 Grammy Latinos, es una de las pocas artistas femeninas en tener dos vídeos que superan los 2.000 millones de visitas en YouTube... Y estas mareantes cifras, que son sólo algunas de las que marcan sus hitos profesionales, demuestran que los sueños son nuestro motor diario y que se pueden llegar a cumplir. Ella lo ha hecho a base de «Todos pasamos momentos difíciles en la vida, ya sabemos que esto no es precisamente un camino de rosas. Pero lo más importante siempre es confiar en la resiliencia del ser humano, especialmente las mujeres», apunta. «Mi mayor sueño ahora mismo es ver crecer a mis hijos, asegurarme de que se sientan felices y realizados, y acompañarlos en su proceso».
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos