Asus setenta y seis años, Luisa tuvo que escuchar un terrible diagnóstico: cáncer de vejiga infiltrante. Esto último quiere decir que el tumor ha alcanzado las capas más profundas del órgano. ¿Solución? «Todos los médicos con los que hablé, y consulté a varios especialistas, me daban una única opción: cortar». La llamada cistectomía radical consiste en eliminar la vejiga por completo. Si es hombre, se quita también la próstata y las vesículas seminales. Si es mujer, el útero y los ovarios. «¡No quería pasar por eso! Mi hijo se enteró de que había otra opción: la oncotermia». El 11 de enero de este año empezó el tratamiento: quimioterapia una vez a la semana, radioterapia diaria durante treinta y tres días y oncotermia tres veces a la semana. «A los dos meses de tratamiento me hicieron los controles: uroTAC [urografía por tomografía computerizada], analíticas… No tengo nada. Ahora tengo que ir a revisión cada tres meses, pero de momento ha desaparecido», cuenta esta paciente.
Con su relato, Luisa no pretende «vender» ningún milagro. Está hablando de un tratamiento perfectamente reconocido por el Ministerio de Sanidad y que, aunque relativamente desconocido aún, tiene evidencia científica que lo respalda. Se llama oncotermia, o hipertermia oncológica. Y consiste en exponer a