Como nunca antes la salud se convirtió en un tema de conversación en todos los ámbitos, algo que sin duda se incrementó después de los últimos dos años que le tocó atravesar al mundo entero. Pandemia mediante, la gestión del sector público y privado –donde intervienen diversos prestadores, laboratorios y profesionales médicos– fue tema de los medios de comunicación y muchos actores del sector.
Uno de los debates que están instalados hace años es qué posibilidades reales tiene la Argentina de convertirse en un polo de desarrollo científico con foco en la salud. Desde el punto de vista regional, si se suma el sistema científico público privado del país, es uno de los más desarrollados y que presentan mayores oportunidades.
“Nuestra visión es que la salud es un servicio, un derecho y también una industria. Con la pandemia, casi un 40% de los proyectos que se aprobaron para financiamiento tuvieron que ver con la salud”, explica María Apólito, subsecretaria de Economía del Conocimiento del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. Por su parte, la titular del CONICET, Ana Franchi, destaca la labor que desde el organismo se lleva a cabo para evitar que los científicos se marchen del país y que los