Tres mil años esperándote
o se puede negar, en ningún caso, que George Miller sabe sorprender a la audiencia. Es más, también sabe cómo llamar la atención del público y, sobre todo, es imposible clasificarle o encorsetarle en una categoría. El director de las cuatro entregas de , que actualmente trabaja en el de , nos trae, y por otro tiene tintes de ese género a caballo entre el fantástico y el realista que a veces aparece en el cine de Jean-Pierre Jeunet, por ejemplo. Una historia llena de belleza, de melancolía y de romance, con una maravillosa pareja protagonista, Idris Elba y Tilda Swinton, que convierten en creíble una de esas historias que parecen totalmente imposibles. No solo por el componente de fantasía, sino por la química entre los protagonistas, cuya forma de acercarse a los personajes es lo que consigue sin duda, que la película crezca y funcione. Sin ellos dos, no hay forma de que sea capaz de pasar de la simple anécdota. Y lo consigue con mucha elegancia, manejando situaciones y personajes con mucho cuidado, nunca excediéndose y siempre manejando las claves entre lo que se cuenta y lo que se muestra.
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