Como millones de mujeres, K fue víctima por décadas de las hermosas ángeles de Victoria’s Secret con sus esbeltos cuerpos e irreales proporciones. Los desfiles de estas “Barbies” solo podían contrastar con todas las carencias reales o imaginarias que K tenía sobre su propio aspecto.
Un buen día, K entró a una de Victoria y vio decenas de maniquíes