UN COLOR ESPECIAL
l día en que se celebró el desfile de Dior en Sevilla, las calles de la ciudad hispalense se habían alfombrado de romero. La mañana del 16 de junio, Corpus Christi, el centro estaba abarrotado de procesiones, oraciones y fieles. La noche, de farolillos, pasamanería y claveles. de Maria Grazia Chiuri repiqueteó en el corazón de la obra de Aníbal González al compás de la batuta de Alberto Iglesias. Tafetán, terciopelo, hilos de oro y seda hicieron brillar el monumento que en 1929 ejerció de puente entre culturas. Por sus escaleras centrales trepaban cientos de claveles rojos, encargados de tapizar la coreografía de las bailarinas de Blanca Li. Frente a ellas, los espectadores se acomodaban en las tradicionales sillas de anea y madera de la Feria de Abril. A sus espaldas, las de modelos como Elle Macpherson, las de personalidades como Cleo Oettingen-Spielberg o Sassa de Osma, las de actrices como Belén Cuesta o Ingrid García-Jons-son, una pequeña Feria se había puesto en pie. Las lonas de las casetas, siempre verdes o rojas, combinaban en esta ocasión su habitual fondo blanco con rayas azul celeste. De un lado a otro de un Real que cambiaba el albero por un suelo de mosaicos, los farolillos y las guirnaldas de luces elevaban la vista al cielo, enmarcado por una portada de Feria cuajada de motivos botánicos. A través de la aguja de Dior, la artesanía y el folclore español volvieron a refrendarse como historia de la moda. La relación entre Dior y España enraíza en el vestido , que el modista bocetó en los años 50 para la estadounidense Elizabeth Parke Firestone, y toma cuerpo tras el desfile organizado por la duquesa de Alba en Madrid y los guiños recurrentes, décadas más tarde, del gibraltareño John Galliano a la cultura taurina y flamenca. Pero en la Plaza de España, la inspiración saltó del tablao. La historia de Carmen Amaya, bailaora de flamenco apodada "La Capitana", se avivó en los bosquejos de Chiuri. Su fuerza marca el ritmo de la colección. Los colores de la paleta de Francisco de Goya, el tono. La atmósfera de sus claroscuros acopla líneas de diseño e intención. Frente a la directora creativa de Dior pasaron imágenes de la duquesa de Alba vestida de amazona en la Feria de Sevilla. Sus trajes de corto, sombreros de ala ancha y sus chaparreras enriquecieron sus referencias. La Virgen de la Macarena y la Virgen de La O, con sus mantos bordados de oro, colmaron la búsqueda de inspiración para esta colección. En la Plaza de España sevillana, la idea de la feminidad se enderezó gracias a trajes de raya diplomática que compartían espacio con mantones de Manila, chaquetillas bordadas, pantalones de jinete, madroños o boleros. En Sevilla, un nuevo capítulo en la historia de la moda se acababa de confeccionar.
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