En septiembre de 1821, Esparreguera se erigía en capital de Cataluña, tras escapar las autoridades de la plaga de mosquitos tropicales que asolaba la ciudad condal. La elección respondió a un doble motivo: estar enclavada a los pies de la sierra de Montserrat, lejos de la costa y del brote epidemiológico, y disponer de una carretera nacional que permitía socavar cualquier rebelión, según explica Josep Puig i Jorba en Esparreguera, capital de Catalunya durant 92 dies de l’any 1821. “La capitalidad temporal de Esparreguera nos sitúa en una etapa marcada por las tensiones entre absolutistas y constitucionalistas”.
Cuando los mosquitos tropicales comenzaron a hacer de las suyas, en junio de 1821, Barcelona acababa de recibir su primer ayuntamiento constitucional. A pesar de ello, continuaba siendo, en gran medida, una ciudad del Antiguo Régimen, en especial en lo concerniente a la mentalidad popular respecto a la medicina. Por si no fuera suficiente, a principios del siglo XIX existía una alarmante falta de inversión del Estado en el litoral mediterráneo para controlar la proliferación de áreas inundadas en Cádiz, Málaga, Murcia, Alicante o Barcelona. En la