LOS GRANDES CINEASTAS EL DIRECTOR ES LA ESTRELLA
lfred Hitchcock era, además de maestro del suspense, un mago de la autopromoción. Lo dejó patente en su visita al Festival de San Sebastián, una de las más recordadas de la historia del certamen. Fue en su sexta edición, en 1958. El director, en la cima de su popularidad, tenía tal interés por presentar en la capital donostiarra que para poder hacerlo. Llegó con su mujer y colaboradora, Alma Reville. declaró entonces a FOTOGRAMAS. Fueron cuatro días en los que recorrió la región y se dejó seducir por la cocina vasca, y los chipirones en su tinta de Nicolasa Pradera. Tuvo tiempo aún de pasarse con Alma por la tienda del modisto Balenciaga. Nunca se fue del todo. Tras su partida se forjó la leyenda de que había decidido cambiar el final de (fue en realidad una decisión tomada por la Paramount en Hollywood) al comprobar la reacción del público donostiarra al ver el film. Bernardo Bertolucci ocupa también un lugar de preferencia entre los grandes cineastas que han mostrado su debilidad por el festival, del que opinaba: Lo visitó en múltiples ocasiones. Una de ellas, en 1987, ofreció en primicia la primera media hora de la entonces inédita
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