“Es la calidad de tus oponente la que crea la gloria. En francés existe un dicho: Cuando ganas con facilidad, ganas sin gloria”.
EN 1956 MI PADRE, JACQUES, me llevó al G.P. de Bélgica en Spa. Corría Juan Manuel Fangio. Cuando terminó la carrera le dije que no me llevara más a esos eventos. Me aburrían”. Sesenta y seis años después, Jacky Ickx, ídolo de mi juventud, está sentado frente a mí como embajador de la ‘maison’ relojera suiza Chopard, convertido en una leyenda viva del motor. Ganador de ocho Grandes Premios, dos veces subcampeón de Fórmula 1, seis veces ganador en las 24 Horas de Le Mans, dos veces campeón del mundo de resistencia, campeón de la Copa Can Am, ganador del París-Dakar en 1983... Nada mal para un niño que “odiaba” las carreras.
Me invade el mismo cosquilleo que sentí en los hombros y las palmas de mis manos como cuando le conocí a finales de los setenta y comienzos de los ochenta en los circuitos de F1. Y es el mismo, con un hablar lento, y ademanes taciturnos.