EN 1837, HANS CHRISTIAN ANDERSEN PUBLICÓ THE EMPEROR’S NEW CLOTHES, una historia acerca de dos viajeros que engañan a un soberano para hacerlo creer que tienen prendas tejidas que son invisibles para aquellos que son demasiado incompetentes para verlas. Orgulloso y vanidoso, el emperador y su corte voluntariamente caen en el engaño, pretendiendo ser capaces de ver y admirar una prenda “invisible”. La villa entera -a regañadientes- se une al autoengaño, cuando el emperador presume “la prenda” en la ciudad. Este autoengaño dura hasta que un niño señala que el rey está desnudo.
Aunque pudo haber sido muy humillante para el soberano adelantémonos al presente. Hoy en día, los influencers con leotardos entallados o ropa interior casi invisible, se toman fotos para vestirse con versiones digitales de prendas que solo existen como una funda virtual; subiendo sus fotos a sus redes para ganar likes y popularidad, y dar la sensación de que el emperador obsesionado con la moda se sentiría como en casa en el metaverso.
¿Pero qué hay del niño que señala el nudismo del rey? Antes de que lleguemos a eso, para consideración de los principiantes, comencemos con las bases: ¿qué es el metaverso?
De acuerdo a Wikipedia, el metaverso “es una iteración hipotetizada del internet, sustentada por ambientes virtuales 3D a través de computadoras convencionales personalizadas así como dispositivos virtuales y de realidad aumentada”. En otras palabras, todavía no existe en toda su gloria. Aun así, distintas compañías están definitivamente en la carrera no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés); y las colaboraciones virtuales de alto perfil por marcas de lujo y de menudeo, el metaverso parece ser la siguiente ola digital que las marcas necesitarán aprender a navegar, si no quieren quedarse en el olvido.