ANA FERNÁNDEZ UN SOPLO DE AIRE FRESCO
una profesión donde no es fácil lidiar con el ego y donde el ensimismamiento puede resultar agotador -según reconoce ella misma-, Ana Fernández (Madrid, 1989) es una sorpresa refrescante. Descomplicada, extrovertida y ocurrente, tiene el discreto encanto de la normalidad. Y eso que está acostumbrada a hacer cosas extraordinarias ahora que ha vuelto a la televisión con la secuela (Atresplayer), donde interpreta a , que tiene el poder de la electroquinesis (transmite una carga eléctrica a todo lo que toca). Una década después de haber dado carpetazo a esta serie, nuestra particular domina con precisión sus altas capacidades dentro y fuera de la pantalla. Y en pleno rodaje de los nuevos capítulos de esta segunda entrega nos cuenta cómo ha vivido meterse de nuevo en la piely . Pero como para ella la interpretación es sólo una parte más de su existencia, vamos hablando de todo un poco, mientras nos desvela qué planes le esperan este verano. «Mi trabajo es hacer reír, entretener, que la gente disfrute. Pero luego tengo el otro 50 por ciento de mi vida, con cosas bonitas y cotidianas, y a las que quiero dedicarles tiempo porque me hacen feliz».
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