Para escribir este tema he debido de visitar más de un centenar de páginas web. En algunas ocasiones, las cookies ya estaban deshabilitadas; en otras pocas, ha bastado con pinchar en «Rechazar todas» para apagar las no necesarias, pero en la mayoría de los casos he debido desactivar no menos de una treintena de botones para que los clientes de esas webs no monitoricen mi navegación ni con «interés legítimo». Las cookies son uno de los pagos que hacen los internautas para mantener la gratuidad de muchos de los servicios de internet. Porque, por si no se habían dado cuenta, queridos lectores: internet no es gratis, Facebook no es gratis, Google no es gratis. Lo que sucede es que el pago no se realiza con dinero, sino con datos. Los datos, eso que se llegó a llamar el nuevo petróleo de la Era de internet y que todavía ha incrementado su valor en la Era de la inteligencia artificial, son el combustible de un negocio que se valora en más de 250 000 millones de euros: la publicidad digital.
y su vida a lo largo y ancho del