Y, SIN EMBARGO, DEPORTIVO
Sí, aunque muchos crean que el monovolumen ha muerto, está muy vivo y reinventándose. Y es que el Serie 2 Active Tourer, que BMW acaba de presentar, incorpora. Además, su silueta, más compacta que la de la mayoría de los SUV, le permite una aerodinámica imbatible (coeficiente de 0,26). Por dentro parece otro coche, con piel y acabados cromados que le dan un aspecto más prémium. Desde el asiento del conductor la vista alcanza con comodidad tanto el delantero como la pantalla de 10,25 pulgadas situada un poco a la derecha. A mano está el reposabrazos, que incorpora el cambio automático y el botón de arranque. Eso sí, en este nuevo modelo ha desaparecido la rueda del iDrive, muy útil a la hora de manejar aspectos como la temperatura del habitáculo, que ahora debemos cambiar en la pantalla táctil, lo que puede ser algo peligroso al obligarnos a apartar la vista de la carretera. En la parte trasera todo está pensado para los pasajeros: el espacio para las piernas es generoso; el acceso, ideal para abrochar niños (aunque es algo más bajo que en un SUV), y hay salidas de aire y tomas USB. Y encima, una vez que nos ponemos en marcha, gozamos desde el primer momento con una dinámica deportiva (a pesar de la tracción delantera), una suspensión adaptativa que se lo traga todo y, en la unidad que probamos –la 220i de 156 CV–, va sobrado de potencia, así que las versiones híbridas que llegarán después del verano, con hasta 326 CV, se van a salir (desde 39.000 €).
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