POL MONEN CON CUIDADO
“He aprendido a gestionar mis emociones, a poner límites para evitar pasarme por encima. Soy un hombre muy sentimental”
Pol Monen parece vivir atravesado por la espiritualidad. Sus maneras de hombre reflexivo, sagaz y, a la vez, curioso le delatan. Pone alma en lo que dice, porque todo lo expresa desde la honestidad y la humildad. Y no, no es postureo. Podría haberse dejado obnubilar por el relumbrón de esa fama exponencial que experimentan algunos de sus colegas de profesión. Pero él, el penúltimo del panorama actoral patrio, parece, estar nominado al Goya a mejor actor revelación por (2017) y aprender a sobrellevar el éxito que supone aparecer en (2019), la película que lo convirtió en un icono juvenil fuera de nuestras fronteras. Aun así, este catalán de mirada risueña y espíritu inquieto parece no dejarse llevar por los cantos de sirena que puede acarrear el éxito repentino. “Con el tiempo he aprendido a gestionar mis emociones, a poner límites para evitar pasarme por encima. Siento mucho las cosas y no me cuesta expresar mis sentimientos. Solo así se puede navegar en la vida y en esta profesión”, asegura. Como en el poema de Constantino Cavafis, Monen busca que su camino profesional sea largo. Aventuras no le faltan. En el horizonte planean dos estrenos: , una producción hispano-mexicana de Alfonso Albacete en la que el actor tiene un papel protagonista, y (Netflix), un de Sergio G. Sánchez en que el actor interpreta a Bruno: “Un personaje bastante alejado de mí por lo huraño, pero con el que he conectado por algo que, creo, tenemos en común: la nobleza”, apunta. Razón no le falta. Porque, en las distancias cortas, resulta bastante reseñable este rasgo de su personalidad. Aún le quedan poco más de dos años para alcanzar la treintena y el poso que deja con cada afirmación lo sitúa como un joven adelantado a su tiempo.
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