La isla de Rodas, situada muy cerca de la costa de la actual Turquía, era la base en la que la Orden de San Juan de Jerusalén, también llamada del Hospital –a sus miembros se les conocía como sanjuanistas u hospitalarios–, había instalado su cuartel general, pocos años después de que los cruzados, tras la pérdida de San Juan de Acre (1291), quedasen sin posesiones en Tierra Santa. Los hospitalarios, que habían participado en su defensa, estuvieron varios años buscando un lugar donde asentarse, cercano a Tierra Santa, y así poder cumplir con su objetivo de continuar la defensa de la cristiandad frente al islam. Durante algún tiempo se aposentaron en Chipre, pero aquella situación era de provisionalidad. En los primeros años del siglo xiv trataron de sentar su base principal en diferentes islas del Egeo, sin conseguirlo. Fue en 1306 cuando pusieron en su punto de mira la isla de Rodas, que acababa de ser ocupada por los otomanos, después de quedar prácticamente desierta, al ser abandonada tras un terrible terremoto que la había asolado en 1303.
Una gran flota, a las órdenes de su gran maestre, Fulco de Villaret, zarpó de Chipre a comienzos del verano de 1306, y los caballeros desembarcaron en Rodas. Poco a poco fueron ocupando la isla, con el beneplácito del papa Clemente V, quien, por aquellas fechas, daba vía libre a Felipe IV de Francia para que asestase un golpe de gracia a la Orden del Temple –templarios y hospitalarios habían rivalizado en hacer frente al islam en Tierra Santa–, que poco después quedaría extinguida, una vez que los templarios fueron acusados de herejía.