MÁS ALLÁ DE LA BARRERA DEL SONIDO
Es la hora del almuerzo y Daniel Ek pasea por los relucientes suelos de hormigón de la sede de Spotify, setenta y una plantas por encima de Wall Street, en el edificio Four World Trade Center. La compañía acaba de hacer públicos los beneficios del tercer trimestre y Ek –un ingeniero de 38 años que se define a sí mismo como alguien introvertido y que apenas concede entrevistas– se encuentra hoy en el punto de mira. Este sueco (de voz suave, cabeza afeitada y barba) lleva en danza desde las cinco de la mañana, hablando por teléfono con analistas financieros, participando en numerosos meetings y liderando una reunión junto a unos 200 empleados. “Ha sido una locura”, comenta, “la primera presencial que hacíamos aquí desde hace dos años”.
Spotify acaba de publicar unas cifras cuatrimestrales explosivas que han hecho vibrar los muros de Wall Street, la industria musical y los medios de comunicación. Los ingresos han alcanzado los 2.900 millones de dólares, un 27% más que el año anterior. Las ventas de publicidad se han elevado un 75% (hasta casi los 375 millones de dólares), el número de oyentes activos ha crecido alrededor de un 20% (hasta superar los 380 millones) y los suscriptores de pago ya superan los 170 millones. Las acciones de la compañía, estancadas durante gran parte de 2021, han subido un
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