e levantaba a las seis de la mañana, se sentaba delante de la máquina de escribir con una pipa encendida y escribía hasta la tarde a un ritmo de unos sesenta u ochenta folios diarios. Luego se relajaba entregándose a su gran pasión: el sexo. Ya fuera con alguna de las dos esposas que tuvo, con sus amantes o visitando burdeles. Cuando no escribía, solía estar de viaje, navegando o mudándose de casa. Esta rutina tiene su reflejo en cifras: Georges Simenon escribió cerca de doscientas novelas con su nombre y otras tantas con seudónimos, vendió más de quinientos millones de ejemplares, fanfarroneó con que se había acostado con diez mil mujeres, visitó medio mundo y vivió en treinta y tres casas distintas. A diferencia de su personaje más célebre, el espartano comisario Maigret, todo lo que hacía Simenon era excesivo, bordeando lo adictivo: su ritmo de trabajo, su producción literaria, su afición al tabaco, al alcohol, al lujo, a las
SIMENON EL HOMBRE TRAS MAIGRET
Apr 20, 2022
6 minutos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos