La historia se repite como un loop. El campo produce, exporta, genera recursos, reinvierte, y el ciclo vuelve a empezar. Este circuito genera una atracción particular para un Estado deficitario que, a la hora de obtener recursos, encuentra en el campo a su dilecto socio económico local y maneja las retenciones y aperturas y cierres de mercados de acuerdo con sus necesidades.
Ya sucedió con los gobiernos anteriores, y el de Alberto Fernández está lejos de ser la excepción. Menos ahora, con un nuevo acuerdo con el FMI que les imprime a las cuentas públicas una presión mayor. A ello hay que sumarle el contexto internacional, donde los precios de las commodities subieron alcanzando valores más que atractivos. Recaudar más es el nuevo mantra, y las opciones son escasas.
A pesar de la sequía que trajo la Niña, que provocó importantes incendios en varias provincias argentinas impactando en áreas productivas, como consecuencia de los precios internacionales las