HUIR DE LA MUERTE
“Los que vivís seguros En vuestras casas caldeadas Los que os encontráis, al volver por la tarde, La comida caliente y los rostros amigos: Considerad si es un hombre Quien trabaja en el fango Quien no conoce la paz Quien lucha por la mitad de un panecillo Quien muere por un sí o por un no…” Primo Levi, Si esto es un hombre, fragmento
Huir llevando contigo básicamente tu vida; la tuya y muchas veces la de tu hijo, la de tu hija. Huir tratando de poner a salvo, lejos de la muerte, a tus seres amados y por supuesto tu propia vida… Dejar la casa, el auto, la computadora, el collar, el abrigo… ya nada importa porque todo ello podría ser destrozado en cuestión de segundos por una bomba o por un misil.
La población civil no tiene ni armas ni experiencia en usarlas, sólo tiene su vida, la cual trata de salvar cuando huye de las conflagraciones y busca un refugio, un lugar para ponerse a salvo.
Tristemente la historia de hombres y mujeres en busca de refugio se ha repetido en muchas guerras, guerras internas, revoluciones, golpes de Estado, guerras internacionales, que provocan a los ciudadanos la necesidad de huir en busca de la protección de otra sociedad, de otro Estado, de otra nación.
Ucrania es ahora el país atacado por Rusia. Ambos países guardan una tradición e identidad cultural desde el siglo XVII, cuando
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