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Tras y , dos expansiones correctas, pero cortitas, llega , la expansión más grande y ambiciosa. Nos toca encarnar a Odín o, mejor dicho, a la versión que Eivor sueña gracias a las pociones de Valka, que debe viajar a Svartálfaheim, la tierra de los enanos, para rescatar a su hijo. Allí, nos esperan misteriosos artefactos de magia antigua y conspiraciones que atañen a varios reinos. Y hablamos de una aventura larga: completar las misiones principales puede llevar veinte horas, y otras quince más si se quieren realizar las secundarias. Encontrar los refugios de los enanos será nuestro principal objetivo, lo que es en sí mismo una mecánica nueva, ya que tenemos que ir siguiendo pistas para dar con ellos. También podemos acceder a una arena de Valquiria para superar combates en circunstancias especiales, y nos encontramos zonas malditas con plagas Jotun (que nos pueden dar acceso a una armadura muy especial). También hay un nuevo tipo de arma llamado Atgeir (una especie de lanza con una enorme hoja en el extremo) y podemos mejorar nuestras armas al nuevo nivel divino. Pero el cambio más importante es el Arrancahugr, una herramienta que nos permite extraer la esencia de los enemigos derrotados para copiar sus habilidades, como caminar sobre el magma, reanimar a enemigos para que nos ayuden, transformarnos en cuervo… Es una expansión más mitológica que histórica, que recomendamos jugar tras acabar la aventura principal. La historia nos ha gustado mucho y, visualmente, los escenarios son muy atractivos y surrealistas. En definitiva, es un DLC largo y con interesantes novedades: armas, combos, aptitudes… Si te gustó el Valhalla, disfrutarás del Ragnarök.