EL HOMBRE QUE SUSURRABA AL OÍDO DE LAS FAMOSAS
«LAS ALFOMBRAS ROJAS Y LAS REDES SOCIALES SE HAN CONVERTIDO EN UN CIRCO, PERO PRESIENTO LA VUELTA A UNA ELEGANCIA MÁS DISCRETA»
Del vestido azul marino adornado con una paloma de la paz con el que Lady Gaga actuó en la toma de posesión de Joe Biden al escultural bustier con abdominales que Kim Kardashian se enfundó para su fiesta de Navidad, pasando por el vestido hecho a medida para el concierto de Adele en el que presentó al mundo su último disco. La lista podría no acabar nunca. Y es que en los dos últimos años, ni un solo evento o alfombra roja que se precie ha sido relevante si no haSu fundada en París en 1927, se cerró inesperadamente en 1954 y cayó en un estado de hibernación sin visos de continuidad hasta que, en 2006, fue adquirida por el empresario Diego Della Valle, también italiano y presidente del grupo Tod’s, quien reabrió la sede exactamente donde Elsa la había dejado: en el Hôtel de Fontpertuis, en el 21 de Place Vendôme. Después siguió una colección homenaje diseñada por Christian Lacroix en 2013 y, un año más tarde un desfile de alta costura, el primero en seis décadas... Las temporadas (y los directores artísticos) se han ido sucediendo desde entonces, con mayor o menor éxito. Hasta la entrada en escena de Daniel Roseberry, por entonces un perfecto desconocido, quien, con el reto añadido de la pandemia, podía haber quedado en un recién llegado cuyo trabajo habría pasado inadvertido. «La elección no fue fácil, porque cuando se quiere dar un nuevo impulso a una marca histórica hay muchas posibilidades de fracasar», cuenta Roseberry, mientras nos sentamos en uno de los salones de la con la columna de la Place Vendôme presidiendo, señorial, la vista desde el ventanal. «Siempre es un desafío tomar las riendas de algo tan específico como, en este caso, el trabajo de Elsa y hacerlo tuyo. Pero creo que se trata de lograr que las personas sientan lo mismo cuando ven mi trabajo que cuando vieron el suyo. Para mí, el legado que dejó es tanto visual como emocional e intelectual. Y creo que esto está relacionado de manera única con el poder del surrealismo», afirma.
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