Las estelas de condensación dejadas por los aviones forman parte del paisaje de nuestros cielos. Sin embargo, no fue hasta la década de 1990 cuando algunos observadores de estas estelas consideraron que su contenido no era tan inofensivo como simple vapor de agua… Fue entonces cuando surgió la teoría de los chemtrails (estelas químicas) que atribuyen a estas trazas celestes la capacidad para modificar el clima o, en el peor de los casos, de pulverizar sobre la atmósfera sustancias nocivas para perjudicar nuestra salud, en un claro ejemplo de exterminio masivo. Entre quienes esgrimen que estamos siendo envenenados desde el cielo, no faltan quienes mencionan la existencia de documentos ultrasecretos de la USAF que revelarían los detalles de la más siniestra de las conspiraciones. ¿Existe un plan, orquestado desde poderes ocultos en la sombra, para exterminarnos gradualmente y sin darnos cuenta a través de la emisión de estos chemtrails?
¿QUÉ HAY DETRÁS DEL PROYECTO HAARP?
El antecedente más inmediato de la moderna conspiración chemtrail se remonta a mediados de la década de 1990, con la publicación del libro Angels Don’t Play This HAARP (1995)–Los ángeles no tocan este “arpa”–, de Nick Begich (hijo de un conocido congresista demócrata desaparecido en 1972, precisamente en un accidente aéreo) y Jeane Manning. En este libro se describe una pretendida conspiración entre la USAF (Fuerza Aérea Estadounidense) y la Universidad de Alaska Fairbanks que se camuflaría detrás del Proyecto HAARP (High Frecuency Active Auroral Research Program, Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia).
estaría desarrollando el arma más poderosa, desde la bomba atómica, que
